30 de abril de 2008

La honda mirada de Florencia Blanco


Teína es una de esas revistas que al dar con ella, bien vale la pena soltar anclas para quedarse allí un buen tiempo. Es una publicación electrónica trimestral nacida en Valencia y emprendida por una decena de argentinos, españoles y una guapa chilena. Van por su quinto año, ya por el número 17, con formatos temáticos. Justamente, en el último fechado en febrero, el crédito criollo Florencia Blanco – fotógrafa ella (1971)– reluce en una sustanciosa nota. Revela lo que su mirada indaga, ahonda, explora. (www.revistateina.com)
La cotidianeidad de una particular sociedad como la salteña y sus habitantes, es el objeto de la mirada despojada de esta muchacha que se dice tímida, resulta espontánea, y desde que nació en Montepellier (Francia), vivió de pequeña en Pedro Luro (Provincia de Buenos Aires) y a los 11 llegó a Salta, no paró de mudar(se) en su vida. Se lo intuye/descubre en sus pasos/miradas. Esta chica no ha estado quieta. Y su obra lo prueba: hasta aquí las series ‘Salteños’ (2000), ‘Aproximación’ (2005) y ‘Fotos al óleo’ (work in progress), que también se pueden ver en su sitio http://florenciablanco.com.ar/. Eso es solo una parte de tanto pergaminos que ostenta la muchacha.
Su mirada full color transita por los espacios cotidianos, por el mundo ordinario de seres que cruzás por la calle y no reconocés, anónimos hombres mujeres adolescentes niños viejos que marchan por la vida habitando una provincia críptica, conservadora, de tradiciones arraigadas y pesadumbres que los nuevos vientos están agitando lentamente. Los ojos de Florencia Blanco detrás de su cámara, y su interrogación/mirada son ese viento necesario, emergente del tiempo que habitamos. La muchacha no es cosa menor: trabajó en películas como “La niña santa” de Lucrecia Martel y “El bonaerense” de Pablo Trapero. Mientras, la chica mira que te mira. Y su mirada no es cosa para dejar pasar. En “Aproximación” explora a las mujeres de su círculo familiar en estados comunes, cotidianos, y en “Fotos al óleo” investiga las fotografías pintadas al óleo de antaño. Todo un hallazgo. Va aquí algo de ese encuentro con Teína.

SOBRE SALTEÑOS
“A veces conocía a las personas y otras no, pero a los lugares sí los conozco porque son los que frecuento cuando estoy en Salta. A este bar (Madrid Snooker Club) no era la primera vez que iba, al río voy siempre, conocía casas antiguas y además preguntaba a todas mis tías abuelas y a las señoras grandes qué casas lindas se acordaban que había en la ciudad. Para sacar la foto, pedía permiso porque no tenía necesidad de hacer sí o sí una en particular, y además la gente accedía la mayoría de las veces. Y si alguien me decía no, bueno, estaba bien: hay otros señores, otros motivos que fotografiar; no era un problema. En otros casos el fotógrafo esta al límite y se juega a sacar la foto sí o sí, por ejemplo, cuando se trata de una denuncia. Acá no era el caso”.

LOS HOMBRES NO LLORAN
“Porque tienen que ver con la cultura en la que crecí. Con Salteños descubrí algunos deseos personales: me pregunté cómo ser mujer, qué casa quiero o qué familia, por ejemplo. Es muy fuerte. Los íconos de la cultura quedan fijos en una imagen y hablan de un estilo de vida. En esa foto (Día de los estudiantes) donde dos jóvenes muestran sus músculos y se ve, desafiante, su auto detrás, si bien es divertida, también evoca la imagen de una sociedad machista. Ellos tienen que ser fuertes: «Los hombres no lloran». A la vez, ese razonamiento lo encuentro, por ejemplo, en mi pareja. Desde que nos conocemos Enrique habrá llorado sólo 2 ó 3 veces, y yo más o menos 10 mil”.

SERIE APROXIMACIONES
“En este trabajo me detengo, estoy ahí. No voy apurada. Descubrí cosas nuevas de las personas que fotografié y de mí, sobre todo en lo que tiene que ver con lo femenino, con ser mujer, con estar cerrada o no. Fue mirarme. La foto donde se ve el mar termina la serie, y para mí es mirar hacia delante. La sensación de alivio y de placer, porque el mar tiene algo de eso”.
Fotografía: Tomando sol 1997. Florencia Blanco. http://florenciablanco.com.ar

2 Bayley para respirar


“La poesía existe para que la muerte no tenga la última palabra” (Bayley)


Cuando ella

Cuando ella abre los ojos las horas despiertan
respiran como matas de hierba al amanecer
como pájaros en la mañana del día siguiente
cuando ella extiende sus brazos la máscara cesa
el olvido cesa las orugas reinician su marcha
cuando ella vuelve a nadar en el agua dormida
la tierra entrega sus llaves sus momentos propicios
su amapola su maíz
una lluvia de azufre una bandera en llamas
cuando ella mira a lo lejos
se disuelven las sombras y el nacimiento llega

De Todo el viento del mundo
Edgar Bayley

Las sombras

deja que esta noche llegue hasta el borde del agua
deja que la sombra oculte poco a poco el mar
él no interrumpe su ronda
no hace pausas en su camino y sigue cantando con tu corazón
deja que esta noche sorprenda nuestro eco
y la tierra firme en tu alma
si miras mejor las sombras perderán su equilibrio
se abrirán en claridades y el agua volverá a su cauce

si miras mucho ellas rasgarán sus entrañas
y el alba saldrá del mar
para tendernos una mano mojada
y un silbido largo y limpio

entonces podremos andar por los atajos y los montes
hasta la noche siguiente
hasta que se acerquen otra vez los bordes del agua
los lindes del espejo y de la luna

De La Vigilia y el Viaje
Edgar Bayley

Fotografía: Ananke Asseff (Retazos del paraíso, 2004)
http://www.anankeasseff.com

29 de abril de 2008

Borges oral, y por la TV


Bernard Pivot, conductor del célebre programa de televisión francés Apostrophe, conversó con Jorge Luis Borges, en 1980, en París. Aquel encuentro, gracias a los buenos muchachos de la revista Número, de Bogotá, y al traductor Juan Moreno Blanco, quien transcribió y tradujo la entrevista en la videoteca del Centro Georges Pompidou, puede ser compartido. Aquí un Borges, sí, el que creía que toda civilización comienza con el diálogo. He aquí un fragmento de ese sublime encuentro entre Pivot y Borges.

- ­Me fascina de usted, monsieur Borges, su pasión permanente, omnipresente, y yo diría casi furiosa, por las lenguas, por las literaturas, por las gramáticas. En ese texto que va a aparecer usted cuenta: "...un colega académico me tomó un día aparte y me dijo inquieto: ¿qué puede significar ese poema titulado `Al iniciar el estudio de la gramática anglosajona'? Intenté hacerle entender que para mí el anglosajón era una experiencia tan emocionante como admirar una puesta de sol o enamorarme". ¿No estará exagerando un poco? ¿Usted piensa que la aventura de una palabra es tan importante como una aventura amorosa?

- ­En todo caso es mucho más larga, ¿no? ¡Dura siglos!

- ­¿Por ejemplo?

­- Bien, recuerdo la palabra azar. Dice Mallarmé: "Un coup de dés jamáis n'abolira le hasard" ["Un golpe de dados nunca abolirá el azar"]. La palabra hasard significa "dado" en árabe, "juego de dados". Otra etimología, la palabra "náusea", una palabra bastante desagradable, es noble de origen. Viene del latín navis, de navío. Se siente náusea cuando se está a bordo, el mareo de mar, entonces la palabra náusea tiene la misma etimología que "naval".

- ­Uno de mis amigos, Gilles Lapouge, que ha escrito un bello artículo sobre usted, ha dicho que usted es el "campeón del vértigo metafísico".

- ­Campeón es un poco fuerte. No me gusta ser un campeón. El "vértigo metafísico" está bien.. Yo me acuerdo que Aristóteles ha escrito que el origen de la filosofía era el asombro. Usted mira algo y no comprende, entonces comienza a hacer filosofía.

- ­¿Y qué es el vértigo metafísico?

- ­Yo siento el vértigo metafísico todo el tiempo. En el presente, por ejemplo, no estoy completamente seguro de estar en París, de charlar con usted. Todo esto hace parte de todos esos sueños que se llaman mi vida o quizás ese otro sueño, que se llama el universo o el pasado... Yo me asombro de las cosas, como un niño.

- ­¿Usted no está seguro de la realidad del momento?
­

- Salvo en dos casos: en el caso de los placeres físicos, y del dolor físico también, evidentemente (cuando se tiene dolor de muelas no hay ninguna duda, ¿no? Hay que creer en eso).

- ­Salvo en el caso del dolor y el placer físico. ¿Y otros casos?

- ­Sí, cuando uno siente el sabor del agua, es un placer físico también y quizá moral.
­
- Hay una frase en este nuevo texto que me ha impactado un poco: usted dice que el francés, lengua que practica admirablemente, es una lengua un poco vulgar.
- ­Yo no sé si dije eso. A mí no me gustan los sonidos del francés, pero la literatura, la poesía que se ha hecho con esos sonidos es admirable. Creo que, por ejemplo, si hubiera que escoger un solo poeta, sería Verlaine, evidentemente, o quizás Hugo, o el hombre que escribió La chanson de Roland... pero más bien Verlaine.

- ­Usted piensa que los poetas franceses...

- ­Montaigne es uno de mis amigos personales.

- ­¿Montaigne nunca se separa de usted?

- ­No, nunca me deja... Lo que no me gusta de Francia es el hábito de los cenáculos, el exceso de publicidad, eso lo hacen un poco en todo el mundo.

- ­Sí, pero usted halla tanto más admirable la literatura francesa en cuanto ella se construye a partir de una lengua que usted no estima del todo notable.

- ­A mí no me gustan los sonidos del francés[...] Ustedes han perdido las vocales abiertas, mientras que el español no es muy bello pero nosotros hemos conservado las vocales abiertas, el latín y el italiano también; el francés, lengua más rica, es una lengua más de consonantes que de vocales. En inglés es la misma cosa: el antiguo inglés era una lengua de vocales. Parece que el inglés de Shakespeare aún tenía vocales. Nosotros decimos hoy "To be or not to be", mientras que al parecer Shakespeare, evidentemente es una hipótesis, en su tiempo, en el siglo XVII, lo decía: "Too bee or noot too bee"... Se oyen las vocales.

- Se oyen las vocales...

- ­Y en el presente se han perdido las vocales y la música sigue ahí misteriosamente.

27 de abril de 2008

Mujer con cabeza va a Cannes


Salud Lucrecia! Qué decir cuando nos enteramos que nuevamente la inquietante mujer que concibió la magistral “La Ciénaga” y “La Niña Santa”, pisará la alfombra roja de Cannes, esta vez con su tercer film “La Mujer sin Cabeza”. Escrita en solitario, realizada como sus antecesoras en Salta, y coproducida por El Deseo (la productora de los hermanos Almodóvar), la nueva película de la salteña empieza de lo lindo a abrirse paso, nada menos que en la competencia oficial en la 61 edición del Festival Internacional de Cine de Cannes, que se desarrollará del 14 al 25 de mayo. Haremos hinchada por ti (y por Pablo Trapero también).
La sinopsis de “La mujer sin cabeza” dice que una mujer con su auto atropella a un perro en la ruta. El animal muere. “[Ella queda] en un raro estado de conmoción, que hace que todos sus vínculos con las personas que conoce se enmarquen en una especie de extrañamiento. En los días posteriores al accidente, ella va desentrañando cosas de sí misma y de todo su entorno”. Así define Martel de qué va la historia de este film.
“No me gusta clasificar la película dentro de un género, pero sí podría pensarse como un thriller un poco negro en un ambiente de familias de provincia. Me atrae ese entorno para una película de este tipo. Ir hacia el thriller no fue una decisión, sino algo propio de la historia que decidió contar. Es algo que vio Lita [Stantic, productora] al leer el guión; le pareció que tenía ese estilo. Yo trabajo con el mismo sistema que el de las películas anteriores, con estructuras en las que uno maneja la tensión por escenas, que es un sistema de construcción algo diferente. No pienso en un género cuando escribo”.
En una entrevista que otro coterráneo, el poeta Carlos Juárez Aldazábal, le hizo hace algunos años a Martel para la revista española Teína. Allí le preguntaba si para ella hay un cine que quiere develar algo.
“Yo misma quiero develar algo, pero no es algo especial que quiero decirle al espectador, no es el mensaje. Como yo entiendo el cine, uno propone una historia y cuando la presenta ante el público espera que el espectador pueda ver las emociones y las ideas. Una película es un organismo que está construido con muchos dispositivos, una cosa sumamente compleja. Una especie de monstruo multifacético que en su accionar tiene consecuencias insospechadas. Siempre espero que en el intercambio con el espectador se produzca algún tipo de develamiento. El cine pretende eso. La poesía pretende eso. Todos, cuando expresamos, esperamos —aunque sea por un segundo— algo, una revelación sobre la existencia, un fragmento de divinidad —si es que aún queda—. Y eso no me parece una ambición desmedida, no me parece pretencioso”.

25 de abril de 2008

El sexo. Nan Goldin

1978. Londres.

“El sexo es sólo una parte de la dependencia sexual. El placer se convierte en la motivación, pero la satisfacción real es romántica. La cama se convierte, en un foso donde las luchas y tensiones de una relación se intensifican o suavizan. El sexo no trata sobre la actuación (el hecho físico), trata sobre una cierta manera de comunicación basada en la confianza, en la exposición y vulnerabilidad que no pueden ser expresadas de otra manera. El sexo se convierte en un microcosmos de la relación, el campo de batalla, un exorcismo".
(Extraido de: La balada de la dependencia sexual)
Nan Goldin, fotógrafa.

23 de abril de 2008

Si todavía rondaras por aquí


Si todavía rondaras por aquí
Te agarraría
Te sacudiría por las rodillas
Te soplaría aire caliente en las orejas

Vos, que podías escribir como una Pantera
Todo lo que se te metiera en las venas
Qué clase de verde sangre
Te arrastró a tu destino

Si todavía rondaras por aquí
Te desgarraría hasta meterme en tu miedo
Te lo arrancaría
Para que colgara como un pellejo
Como jirones de miedo

Te daría la vuelta
Te pondría de cara al viento
Doblaría tu espalda sobre mi rodilla
Masticaría tu nuca
Hasta que abrieras tu boca a esta vida

Sam Shepard