23 de octubre de 2009

La oscura noche del alma









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Las noches aciagas van quedando atrás. He estado escribiendo sobre ello y saliendo por la puerta al otro lado del cuarto para no abrir lo que se cierra cuando llega un fin. Los días en la terapia intensiva son un fin. La muerte es un fin. Ha sido un fin en nosotros.
Estoy atravesando un tiempo de silencios, de imposibilidades de escrituras, o de poner voz propia en esas heridas para saber que no se fue del todo. Igualmente todo ha sido un mal viaje. Lo doloroso es tanto la ausencia como la fragilidad que nos sostiene.

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Hace algunos meses, el insondable y onírico mundo del director norteamericano David Lynch dio otro paso en su gran obra: asociarse a los motores creativos de los músicos y productores Brian Burton alias Danger Mouse y los Sparklehorse; el primero conocido por haber colaborado con artistas como Beck, Martina Topley y oxigenantes combos como Gorillaz y The Good The Band & The Queen, y el segundo por ser la agrupación comandada por Mark Linkous.
De ese encuentro cósmico surgió un proyecto multimedia: ¿el formato? : un disco y un libro de fotografías de unas 100 páginas presentado en una instalación. El disco tiene 13 canciones compuestas por Danger Mouse y Linkous, que dan forma a un álbum superlativo (o disperso, de acuerdo al viaje) y al cual le pusieron voces toda una constelación de artistas. Mientras que la otra parte son las fotografías/miradas del gran artista que es Lynch, que devinieron en una instalación, montada y exhibida entre junio y julio pasados en la Michael Kohn Gallery de Los Angeles, con el álbum como banda de sonido de las fotos del libro (publicado por powerHouse) que ‘acompañan’ al CD que muy pocos vieron para lo que es la población mundial.
Aunque se ofrece en el sitio oficial, el libro es de edición limitada, numerada a mano y viene acompañado de un CD-R grabable y totalmente vacío, y con una leyenda elocuente: 'Por razones legales, los CD-R incluidos no contienen ninguna música. Úsalo como creas conveniente'.
Obra con paradero desconocido, el disco en lo formal solo existió en el mercado inglés en forma limitada, ya que el mismo Danger Mouse se rehusó a editarlo en forma convencional por una disputa que mantiene con su sello EMI, que no le permite publicar la música grabada para Dark Night Of The Soul sin exponerse a ser demandado por esa compañía. (“que la gente tenga la suerte de llegar a oír la música, por los medios que sea” dice el eco de un inspirado Danger Mouse).
‘Dark night of the soul’, en formato sonoro, ostenta una ristra de talentos. Allí aparece gente de quilates como Julian Casablancas (The Strokes), Iggy Pop, Wayne Coyne (la voz de Flaming Lips), Jason Lytle (Grandaddy en 2 canciones), James Mercer (The Shins), Nina Persson (The Cardigans), Suzanne Vega, Black Francis (de los gran Pixies), Gruff Rhys (Super Furry Animals), el increíble Vic Chesnutt, y hasta el propio Lynch.
El dato: duran poco las versiones que suben en la red para descargar; igualmente el disco es posible escucharlo online en la web de la NPR. Date una vuelta por allí.

En lo visual, 50 de las fotografías de Lynch están montadas sobre los paneles de aluminio que parecen flotarse sobre las paredes de galería, que convergen con los ritmos de la música del Danger Mouse.
Hay una muchacha de vestido frente a una parrilla, una mano que se extiende con una pequeña oveja plástica que se sienta en la palma y un vacío negro de fondo, una pistola sobre la mesa con salero incluido en noche extraña; un inquietante plano familiar clase media con una cabeza gigante como centro de mesa. Son miradas de Lynch. Microrrelatos, luces-sombras-, imágenes para una mininarrativa inspirada en cada canción, con personajes como salidos de ‘Twin Peaks’, o de cualquiera de sus filmes.

El proyecto bautizado Dark Night of the Soul, nacido como disco, se completó con la invitación hecha por los dos músicos al cineasta: escuchar las canciones y con lo que ellas le inspirasen hacer fotografías. Esas imágenes, que según el sitio oficial “proveen una narrativa visual para la música” llegaron a un libro de edición limitada que dicen vienen con un CD virgen para que uno grabe lo que quiera en él.
El resultado es una obra tan intrigante y atmosférica como despareja, en lo musical, pero no así en lo visual. ‘Dark night of the soul’ atraviesa estados variados, desde cierta luminiscencia a profundos abismos, y a costa de algunas buenas canciones se abre paso con los aportes de Casablancas, Chesnutt o Coyne, bajo una finura compositiva en la que también se lucen Iggy Pop o Jason Lytle, por momentos mas chatos pero particulares por las características de la concepción de la obra. Una perla aparte es la voz de Lynch en de temas como ‘Star Eyes (I Can't Catch It)’ y ‘Dark Night Of The Soul’. Pero sin dudas, lo que sobresale es más lo conseguido por Danger Mouse y Sparklehorse que supera en muchos casos a sus propios invitados. Al final, una tortuosa atmósfera te cubre, es la voz de Vic Chesnutt –y Lynch– que inunda el final de angustia, la noche (más) oscura del alma. Un viaje para no dejar de hacer.


Fotografías: Sin títulos, de David Lynch. Fotografías en impresión digital sobre alumnio, 2009. De la muestra en Michael Kohn Gallery. Los Angeles, 2009.