6 de enero de 2009

El hechizo y la verdad



Cuando escuché por vez primera la voz de Antony, debo admitir que sentí sensaciones a raudales. Fascinación, encantamiento, dolor, tristeza, hechizo, crecieron dentro con cada una de sus canciones. El británico de voz trágica, imagen andrógina, mezcla de Nina Simone y sentido espíritu ‘crooner’, se viene presentando en sociedad desde hace unos años como Antony and The Johnsons, agrupación que lo tiene como compositor, pianista y cantante, que con su voz viene embelesando a gente como Lou Reed, su primer ‘padrino’ artístico, la Orquesta Sinfónica de Londres que lo invitó el año pasado a prestar su voz para unos conciertos, o los electrónicos Hercules and Love Affair, con quienes comparte un proyecto formidable.
Antony, radicado en Nueva York, logró con su segundo disco ‘I'm a bird now’ (2005) un éxito inusitado aunque esperado cuando se escuchan las gemas que concibió. Pobló varias películas con sus canciones, algunos comerciales de TV, conquistó un Premio Mercury que entrega la industria inglesa, y todo desde un sello independiente como Secretly Canadian. Lo destacado de estos días es que estamos en cuenta regresiva ante la inminente edición de su tercer álbum de aparición este 19 de enero.
Se trata de ‘The crying light’, disco que viene precedido del formidable EP ‘Antoher world’ (2008), editado en octubre pasado a modo de adelanto y en el que Antony te lleva sencillamente hasta la emoción y anticipa desde la portada el calibre del nuevo disco. El EP tiene como tapa una imagen increíble de Kazuo Ohno, el gran bailarín creador de la danza Butoh, tomada por Pierre-Olivier Deschamps in 1984.
En esa senda, ‘The crying light’, tiene en su portada también un retrato de Ohno fotografiado en 1977 en Tokio por Naoya Ikegami. De hecho, Antony dedica este disco al gran bailarín japonés a quien considera su inspirador y padre artístico. “Le ví en una actuación en la que en cada gesto personificaba la divinidad del niño y de la mujer”. Antony tiene buena parte de razón cuando confiesa haberse sentido siempre “como un alien de otra dimensión”. Su registro vocal es camaleónico: melancólico, trágico, sensible, nocturno, profundo, y por sobre todo emocional hasta la médula. No quiero hablar de estados asociados a un disco o una melodía, pero te advierto que sus canciones de tonos lacónicos como las de sus dos primeros discos en un mal día pueden no ser recomendables, o si.
Cuenta él mismo que ‘The crying light’ lleva ese nombre porque cuando vio a Ohno en un escenario vio un círculo de luz en el que éste se introdujo y reveló los sueños y desvelos de su corazón. Con un vibrato increíble, su enorme voz solo puede hechizar con esa extraña mezcla de aires gospel, art-rock o soul. Desde allí suenan ‘Her eyes are underneath the ground’, ‘Epilepsy is dancing’, ‘Kiss my name’, y el anticipado ‘Another world’, entre otros.
Una prueba de esa versatilidad está en Hercules and The Love Affair, el tremendo proyecto dance del neoyorkino Andrew Butler, en el que Antony canta en varios temas junto a la desconocida cantante transexual Nomi y a la diseñadora de joyas y dj lesbiana hawaiana Kim Ann Foxmann. Épica de la pista de baile, euforia con contenido, política del amor, la libertad sexual y el sentimiento de comunidad, lo cierto es que H&LA equilibra maravillosamente el espíritu hedonista y la mejor tradición pop diciendo cosas escapándole a recetas remanidas. Y desde allí Antony también deslumbra. Prepárense en Europa que Antony and The Johnsons estará de gira entre marzo y junio, en las principales ciudades de Europa. Aquí alguna data y algunos adelantos de ‘The crying light’.

http://www.antonyandthejohnsons.com/
www.myspace.com/antonyandthejohnsons
‘Her eyes are underneath the ground’ http://www.goear.com/listen.php?v=5fd52b8
‘Kiss my name’ http://www.goear.com/listen.php?v=67d2b41
‘Dayligt and the sun’ http://www.goear.com/listen.php?v=db9eebe
Video de ‘Anther world’ http://es.youtube.com/watch?v=qp23w0v-GB8
Hercules and The Love Affair, ‘blind’ http://www.goear.com/listen.php?v=17b5741

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"Si buscas la verdad, prepárate para lo inesperado, pues es difícil de encontrar y sorprendente cuando lo encuentras".
Heráclito

“En el Museo Van Gogh de Amsterdam (diciembre de 1979), ante el cuadro, terminado en Arlés en octubre de 1888.
Van Gogh a su hermano: «Esta vez se trata sólo de mi dormitorio… La visión del cuadro debe hacer descansar la mente o, más bien, la imaginación…»
Las paredes son violeta claro, el suelo de baldosas rojas.
»La madera de la cama y de las sillas es del color amarillo de la mantequilla fresca, la sábana y las almohadas de un verde limón muy claro.
»El cubrecama escarlata, la ventana verde.»La mesa de tocador naranja, la jofaina azul.
»Las puertas lilas.
»Y eso es todo, en esta habitación con las persianas cerradas no hay nada…
»De este modo me vengo del descanso forzoso que me han obligado a tomar…
»Otro día te haré bocetos de las demás habitaciones. »
Sin embargo, al examinar el cuadro con atención, A. no pudo evitar sentir que Van Gogh había creado algo muy distinto de lo que se proponía. Si bien la primera impresión de A. ante el cuadro había sido de «descanso» como pretendía su autor, poco a poco, mientras intentaba penetrar en la habitación del lienzo, comenzó a verla como una prisión, un espacio imposible, una imagen no ya de un lugar donde vivir, sino del espíritu forzado a residir en ella. Si se observa con atención se ve que la cama bloquea la puerta, las persianas están cerradas, no se puede entrar; y una vez adentro, es imposible salir. Cautivo entre los muebles y los objetos cotidianos de la habitación, uno comienza a oír un gemido de sufrimiento en el cuadro y una vez que se escucha por primera vez resulta imposible detenerlo. «Grité a causa de mi aflicción…»; pero no hay respuesta para este grito. El hombre del cuadro (éste es un autorretrato, sin ninguna diferencia respecto de un cuadro del rostro de un hombre, con ojos, nariz, labios y barbilla) ha estado demasiado tiempo solo, y ha luchado demasiado en las profundidades de su soledad. El mundo acaba ante esta puerta-barricada, pues la habitación no es una representación de la soledad, sino su misma sustancia. Y resulta tan opresivo, tan irrespirable, que no puede mostrarse en otros términos. «Y eso es todo, en esta habitación con las persianas cerradas no hay nada…»

Paul Auster
La invención de la soledad. Parte 2: El libro de la memoria (Anagrama, 1994)