4 de diciembre de 2009

Wabi-Sabi – La belleza infinita - 東京物語


Alrededor, ninguna planta en flor
Ningún destello de las hojas de arce,
Únicamente una solitaria choza de pescador
En la orilla a media luz
De este principio de otoño.

Fujiwara no Thika
(1162-1241)


El camino permanente, inconcluso, sin fin. La belleza de las cosas imperfectas, incompletas, finitas. La filosofía Zen: la búsqueda de belleza y la verdad sagrada dentro de uno mismo. El sendero Wabi-Sabi. Tenderse al pasto a la brisa a vos. Dejarme llevar sobre el cuenco de tus brazos al amanecer. El movimiento permanente. La belleza infinita, finita. La belleza como un estado de alteración de la conciencia, como un acto de extraordinario de poesía y gracia. La esencia de las cosas mínimas, como la ceremonia del té (sadoo o chanoyu).
Difícil resumir y explicar para nuestro occidentalismo la sabiduría Wabi-Sabi: la belleza como el suceso de lo que ocurre entre uno y otra cosa en una situación, circunstancia o contexto; como un hecho dinámico que se produce entre uno mismo y algo más.
Los pliegues simples de la vida, allí es donde habita lo extraordinario, la verdad de la naturaleza: ‘Wabi’, la belleza de las cosas imperfectas, simples, naturales; ‘Sabi’, la pátina que las cubre con el paso del tiempo.Como una ceremonia del té, desde el siglo X iniciada por los monjes procedentes de China, cuya historia atravesó desde guerras del 1400 al 1500 hasta convertirse en símbolo de paz. Ritual sagrado, ceremonia sagrada.
Aceptar lo inevitable. La apreciación estética de la evanescencia de la vida. El árbol exuberante del verano que más tarde será solo ramas desnudas de invierno. Contemplar nuestra propia mortalidad, evocar una soledad existencial, la delicada tristeza. La oscilación pendular del sentimiento triste-bello.
La percepción del orden cósmico. Como los mandalas hindúes, esquemas cósmicos. No hay nada monumental ni duradero, no hay eclosión ni exuberancia, sino momentos de asentamiento y principio. Wabi-Sabi es lo intrascendente y lo oculto, lo provisional y lo efímero: cosas tan sutiles y evanescente es que resultan invisibles para la mirada ordinaria. La paciencia oriental, estado zen. Cambiar la mirada, acercar la mirada.La belleza está en el movimiento menor, en los utensilios desiguales. Imperfección.
La simplicidad está en la esencia de las cosas Wabi-Sabi. La nada, obviamente, es la simplicidad máxima. Pero antes y después de la nada, la simplicidad no es tan simple. Parafraseando a Rickyu, la esencia de Wabi-Sabi, como se expresa en el ritual del té, es la simplicidad en sí misma: ir a por agua, recoger ramas, hervir el agua, preparar el té, y servir los demás. Los detalles adicionales quedan a la invención de cada cual.La simplicidad Wabi-Sabi, probablemente, queda mejor definida como el estado de gracia al que llega una inteligencia sobria, modesta y sinceramente sensible.
El Wabi-Sabi reconoce que es tan importante saber cuándo elegir, como saber cuándo “no” elegir: dejar que las cosas ocurran. Incluso en el nivel más austero de existencia material, seguimos viviendo el mundo de cosas. El delicado equilibrio entre el placer que nos proporcionan las cosas y el placer que conseguimos a liberarnos de ellas.

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“Las cosas evolucionan hacia o desde la nada. Cuando el anochecer se acerca a los valles, el viajero se pregunta dónde buscar cobijo para pasar la noche. Ve altos juncos creciendo por todos lados, los junta en una brazada, erguidos tal y como se mantienen en el campo, y los ata por arriba. Presto, una choza de hierba viva. A la mañana siguiente, antes de embarcarse en una nueva jornada de viaje, desata los juncos y presto, la choza se deconstruye, desaparece y vuelve a convertirse en una parte prácticamente indiferenciable del amplio campo de juncos. El paisaje original parece restaurarse de nuevo, pero quedan trazas minúsculas del refugio. Algún junco doblado o entrelazado aquí y allá. Queda también la memoria de la choza en la mente del viajero, y en la mente del lector que lee la descripción. El Wabi-Sabi, en su forma más pura e idealizada, se refiere precisamente a estas delicadas trazas, a esta evidencia evanescente, en las fronteras de la nada.El universo, mientras destruye, también construye. Nuevas cosas emergen de la nada. Pero no podemos determinar realmente, mediante una observación superficial, si algo está evolucionando hacia o desde. Si no supiéramos que es de otro modo, podríamos confundir un niño recién nacido, pequeño, arrugado, doblado y un poco grotesco, con una persona muy vieja al borde de la muerte. En representaciones Wabi-Sabi, quizás arbitrariamente, la dinámica de la evolución "hacia" tiende generalmente a manifestarse en cosas un poco apagadas, más oscuras y poco llamativas. Las cosas en evolución "desde" tienden a ser un poco más luminosas y brillantes, un poco más claras y ligeramente más llamativas. Y la nada en sí misma -en vez de ser un espacio vacío, como en occidente- vibra lleno de posibilidades. En términos metafísicos, el Wabi-Sabi sugiere que el universo está en movimiento constante hacia o desde lo potencial”.

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“La verdad proviene de la observación de la naturaleza
1. Todas las cosas son mudables. La tendencia hacia la nada es implacable y universal. Incluso cosas que tienen todas las características de la sustancia -cosas que son duras, inertes, sólidas- no ofrecen más que una "ilusión" de permanencia. Podemos cerrar los ojos, utilizar argucias para olvidar, ignorar o fingir, pero finalmente todo acaba en la nada. Todo se gasta. Los planetas y las estrellas, e incluso las cosas intangibles como la reputación, la herencia familiar, la memoria histórica, los teoremas científicos, las pruebas matemáticas, las bellas artes y la literatura (incluso en su forma digital): a la larga, todos se desvanecen en el olvido y la no existencia.
2. Todas las cosas son imperfectas. Nada de lo que existe está libre de imperfecciones. Cuando miramos realmente de cerca las cosas vemos sus defectos. El afilado filo de una cuchilla, cuando se amplía, revela agujeros microscópicos, astillas y desconchados. Cada artesano conoce los límites de la perfección: las imperfecciones saltan a la vista. Y cuando las cosas empiezan estropearse y se acercan a su estado primordial, se vuelven incluso menos perfectas, más irregulares.
3. Todas las cosas son incompletas. Todas las cosas, incluso el universo mismo, están en un estado constante, perpetuo de transformación o de disolución. A menudo señalamos arbitrariamente momentos, puntos a lo largo del camino, como "acabados" y "completos". ¿Pero cuando llega finalmente a completarse el destino de algo? ¿Está la planta completa cuando florece? ¿Cuándo se convierte en semilla? ¿Cuando la semilla germina? ¿Cuando todo se convierte en abono? La noción de conclusión no tiene cabida en el Wabi-Sabi”.


Con extractos del libro “Wabi Sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos”, de Leonard Koren.
Imagen: fotograma del film 'Tōkyō Monogatari' (東京物語, Cuentos de Tokio), 1953, dirigido por Yasujiro Ozu.