Bernard Pivot, conductor del célebre programa de televisión francés Apostrophe, conversó con Jorge Luis Borges, en 1980, en París. Aquel encuentro, gracias a los buenos muchachos de la revista Número, de Bogotá, y al traductor Juan Moreno Blanco, quien transcribió y tradujo la entrevista en la videoteca del Centro Georges Pompidou, puede ser compartido. Aquí un Borges, sí, el que creía que toda civilización comienza con el diálogo. He aquí un fragmento de ese sublime encuentro entre Pivot y Borges.
- Me fascina de usted, monsieur Borges, su pasión permanente, omnipresente, y yo diría casi furiosa, por las lenguas, por las literaturas, por las gramáticas. En ese texto que va a aparecer usted cuenta: "...un colega académico me tomó un día aparte y me dijo inquieto: ¿qué puede significar ese poema titulado `Al iniciar el estudio de la gramática anglosajona'? Intenté hacerle entender que para mí el anglosajón era una experiencia tan emocionante como admirar una puesta de sol o enamorarme". ¿No estará exagerando un poco? ¿Usted piensa que la aventura de una palabra es tan importante como una aventura amorosa?
- Me fascina de usted, monsieur Borges, su pasión permanente, omnipresente, y yo diría casi furiosa, por las lenguas, por las literaturas, por las gramáticas. En ese texto que va a aparecer usted cuenta: "...un colega académico me tomó un día aparte y me dijo inquieto: ¿qué puede significar ese poema titulado `Al iniciar el estudio de la gramática anglosajona'? Intenté hacerle entender que para mí el anglosajón era una experiencia tan emocionante como admirar una puesta de sol o enamorarme". ¿No estará exagerando un poco? ¿Usted piensa que la aventura de una palabra es tan importante como una aventura amorosa?
- En todo caso es mucho más larga, ¿no? ¡Dura siglos!
- ¿Por ejemplo?
- Bien, recuerdo la palabra azar. Dice Mallarmé: "Un coup de dés jamáis n'abolira le hasard" ["Un golpe de dados nunca abolirá el azar"]. La palabra hasard significa "dado" en árabe, "juego de dados". Otra etimología, la palabra "náusea", una palabra bastante desagradable, es noble de origen. Viene del latín navis, de navío. Se siente náusea cuando se está a bordo, el mareo de mar, entonces la palabra náusea tiene la misma etimología que "naval".
- Uno de mis amigos, Gilles Lapouge, que ha escrito un bello artículo sobre usted, ha dicho que usted es el "campeón del vértigo metafísico".
- Campeón es un poco fuerte. No me gusta ser un campeón. El "vértigo metafísico" está bien.. Yo me acuerdo que Aristóteles ha escrito que el origen de la filosofía era el asombro. Usted mira algo y no comprende, entonces comienza a hacer filosofía.
- ¿Y qué es el vértigo metafísico?
- Yo siento el vértigo metafísico todo el tiempo. En el presente, por ejemplo, no estoy completamente seguro de estar en París, de charlar con usted. Todo esto hace parte de todos esos sueños que se llaman mi vida o quizás ese otro sueño, que se llama el universo o el pasado... Yo me asombro de las cosas, como un niño.
- ¿Usted no está seguro de la realidad del momento?
- Salvo en dos casos: en el caso de los placeres físicos, y del dolor físico también, evidentemente (cuando se tiene dolor de muelas no hay ninguna duda, ¿no? Hay que creer en eso).
- Salvo en el caso del dolor y el placer físico. ¿Y otros casos?
- Sí, cuando uno siente el sabor del agua, es un placer físico también y quizá moral.
- Hay una frase en este nuevo texto que me ha impactado un poco: usted dice que el francés, lengua que practica admirablemente, es una lengua un poco vulgar.
- Yo no sé si dije eso. A mí no me gustan los sonidos del francés, pero la literatura, la poesía que se ha hecho con esos sonidos es admirable. Creo que, por ejemplo, si hubiera que escoger un solo poeta, sería Verlaine, evidentemente, o quizás Hugo, o el hombre que escribió La chanson de Roland... pero más bien Verlaine.
- Usted piensa que los poetas franceses...
- Montaigne es uno de mis amigos personales.
- ¿Montaigne nunca se separa de usted?
- No, nunca me deja... Lo que no me gusta de Francia es el hábito de los cenáculos, el exceso de publicidad, eso lo hacen un poco en todo el mundo.
- Sí, pero usted halla tanto más admirable la literatura francesa en cuanto ella se construye a partir de una lengua que usted no estima del todo notable.
- A mí no me gustan los sonidos del francés[...] Ustedes han perdido las vocales abiertas, mientras que el español no es muy bello pero nosotros hemos conservado las vocales abiertas, el latín y el italiano también; el francés, lengua más rica, es una lengua más de consonantes que de vocales. En inglés es la misma cosa: el antiguo inglés era una lengua de vocales. Parece que el inglés de Shakespeare aún tenía vocales. Nosotros decimos hoy "To be or not to be", mientras que al parecer Shakespeare, evidentemente es una hipótesis, en su tiempo, en el siglo XVII, lo decía: "Too bee or noot too bee"... Se oyen las vocales.
- Se oyen las vocales...
- Y en el presente se han perdido las vocales y la música sigue ahí misteriosamente.