Teína es una de esas revistas que al dar con ella, bien vale la pena soltar anclas para quedarse allí un buen tiempo. Es una publicación electrónica trimestral nacida en Valencia y emprendida por una decena de argentinos, españoles y una guapa chilena. Van por su quinto año, ya por el número 17, con formatos temáticos. Justamente, en el último fechado en febrero, el crédito criollo Florencia Blanco – fotógrafa ella (1971)– reluce en una sustanciosa nota. Revela lo que su mirada indaga, ahonda, explora. (www.revistateina.com)
La cotidianeidad de una particular sociedad como la salteña y sus habitantes, es el objeto de la mirada despojada de esta muchacha que se dice tímida, resulta espontánea, y desde que nació en Montepellier (Francia), vivió de pequeña en Pedro Luro (Provincia de Buenos Aires) y a los 11 llegó a Salta, no paró de mudar(se) en su vida. Se lo intuye/descubre en sus pasos/miradas. Esta chica no ha estado quieta. Y su obra lo prueba: hasta aquí las series ‘Salteños’ (2000), ‘Aproximación’ (2005) y ‘Fotos al óleo’ (work in progress), que también se pueden ver en su sitio http://florenciablanco.com.ar/. Eso es solo una parte de tanto pergaminos que ostenta la muchacha.
Su mirada full color transita por los espacios cotidianos, por el mundo ordinario de seres que cruzás por la calle y no reconocés, anónimos hombres mujeres adolescentes niños viejos que marchan por la vida habitando una provincia críptica, conservadora, de tradiciones arraigadas y pesadumbres que los nuevos vientos están agitando lentamente. Los ojos de Florencia Blanco detrás de su cámara, y su interrogación/mirada son ese viento necesario, emergente del tiempo que habitamos. La muchacha no es cosa menor: trabajó en películas como “La niña santa” de Lucrecia Martel y “El bonaerense” de Pablo Trapero. Mientras, la chica mira que te mira. Y su mirada no es cosa para dejar pasar. En “Aproximación” explora a las mujeres de su círculo familiar en estados comunes, cotidianos, y en “Fotos al óleo” investiga las fotografías pintadas al óleo de antaño. Todo un hallazgo. Va aquí algo de ese encuentro con Teína.
SOBRE SALTEÑOS
“A veces conocía a las personas y otras no, pero a los lugares sí los conozco porque son los que frecuento cuando estoy en Salta. A este bar (Madrid Snooker Club) no era la primera vez que iba, al río voy siempre, conocía casas antiguas y además preguntaba a todas mis tías abuelas y a las señoras grandes qué casas lindas se acordaban que había en la ciudad. Para sacar la foto, pedía permiso porque no tenía necesidad de hacer sí o sí una en particular, y además la gente accedía la mayoría de las veces. Y si alguien me decía no, bueno, estaba bien: hay otros señores, otros motivos que fotografiar; no era un problema. En otros casos el fotógrafo esta al límite y se juega a sacar la foto sí o sí, por ejemplo, cuando se trata de una denuncia. Acá no era el caso”.
LOS HOMBRES NO LLORAN
“Porque tienen que ver con la cultura en la que crecí. Con Salteños descubrí algunos deseos personales: me pregunté cómo ser mujer, qué casa quiero o qué familia, por ejemplo. Es muy fuerte. Los íconos de la cultura quedan fijos en una imagen y hablan de un estilo de vida. En esa foto (Día de los estudiantes) donde dos jóvenes muestran sus músculos y se ve, desafiante, su auto detrás, si bien es divertida, también evoca la imagen de una sociedad machista. Ellos tienen que ser fuertes: «Los hombres no lloran». A la vez, ese razonamiento lo encuentro, por ejemplo, en mi pareja. Desde que nos conocemos Enrique habrá llorado sólo 2 ó 3 veces, y yo más o menos 10 mil”.
SERIE APROXIMACIONES
“En este trabajo me detengo, estoy ahí. No voy apurada. Descubrí cosas nuevas de las personas que fotografié y de mí, sobre todo en lo que tiene que ver con lo femenino, con ser mujer, con estar cerrada o no. Fue mirarme. La foto donde se ve el mar termina la serie, y para mí es mirar hacia delante. La sensación de alivio y de placer, porque el mar tiene algo de eso”.
La cotidianeidad de una particular sociedad como la salteña y sus habitantes, es el objeto de la mirada despojada de esta muchacha que se dice tímida, resulta espontánea, y desde que nació en Montepellier (Francia), vivió de pequeña en Pedro Luro (Provincia de Buenos Aires) y a los 11 llegó a Salta, no paró de mudar(se) en su vida. Se lo intuye/descubre en sus pasos/miradas. Esta chica no ha estado quieta. Y su obra lo prueba: hasta aquí las series ‘Salteños’ (2000), ‘Aproximación’ (2005) y ‘Fotos al óleo’ (work in progress), que también se pueden ver en su sitio http://florenciablanco.com.ar/. Eso es solo una parte de tanto pergaminos que ostenta la muchacha.
Su mirada full color transita por los espacios cotidianos, por el mundo ordinario de seres que cruzás por la calle y no reconocés, anónimos hombres mujeres adolescentes niños viejos que marchan por la vida habitando una provincia críptica, conservadora, de tradiciones arraigadas y pesadumbres que los nuevos vientos están agitando lentamente. Los ojos de Florencia Blanco detrás de su cámara, y su interrogación/mirada son ese viento necesario, emergente del tiempo que habitamos. La muchacha no es cosa menor: trabajó en películas como “La niña santa” de Lucrecia Martel y “El bonaerense” de Pablo Trapero. Mientras, la chica mira que te mira. Y su mirada no es cosa para dejar pasar. En “Aproximación” explora a las mujeres de su círculo familiar en estados comunes, cotidianos, y en “Fotos al óleo” investiga las fotografías pintadas al óleo de antaño. Todo un hallazgo. Va aquí algo de ese encuentro con Teína.
SOBRE SALTEÑOS
“A veces conocía a las personas y otras no, pero a los lugares sí los conozco porque son los que frecuento cuando estoy en Salta. A este bar (Madrid Snooker Club) no era la primera vez que iba, al río voy siempre, conocía casas antiguas y además preguntaba a todas mis tías abuelas y a las señoras grandes qué casas lindas se acordaban que había en la ciudad. Para sacar la foto, pedía permiso porque no tenía necesidad de hacer sí o sí una en particular, y además la gente accedía la mayoría de las veces. Y si alguien me decía no, bueno, estaba bien: hay otros señores, otros motivos que fotografiar; no era un problema. En otros casos el fotógrafo esta al límite y se juega a sacar la foto sí o sí, por ejemplo, cuando se trata de una denuncia. Acá no era el caso”.
LOS HOMBRES NO LLORAN
“Porque tienen que ver con la cultura en la que crecí. Con Salteños descubrí algunos deseos personales: me pregunté cómo ser mujer, qué casa quiero o qué familia, por ejemplo. Es muy fuerte. Los íconos de la cultura quedan fijos en una imagen y hablan de un estilo de vida. En esa foto (Día de los estudiantes) donde dos jóvenes muestran sus músculos y se ve, desafiante, su auto detrás, si bien es divertida, también evoca la imagen de una sociedad machista. Ellos tienen que ser fuertes: «Los hombres no lloran». A la vez, ese razonamiento lo encuentro, por ejemplo, en mi pareja. Desde que nos conocemos Enrique habrá llorado sólo 2 ó 3 veces, y yo más o menos 10 mil”.
SERIE APROXIMACIONES
“En este trabajo me detengo, estoy ahí. No voy apurada. Descubrí cosas nuevas de las personas que fotografié y de mí, sobre todo en lo que tiene que ver con lo femenino, con ser mujer, con estar cerrada o no. Fue mirarme. La foto donde se ve el mar termina la serie, y para mí es mirar hacia delante. La sensación de alivio y de placer, porque el mar tiene algo de eso”.
Fotografía: Tomando sol 1997. Florencia Blanco. http://florenciablanco.com.ar