3 de agosto de 2008

Chicas bomba, el lobo ‘death proof’ y la endiablada ruta


Quentin Tarantino, esa bestia fílmica que desde su primer largometraje ‘Reservoir Dogs’/Perros de la calle (1992) no nos pasa por la indiferencia, parió hace ya más de un año una jodida aventura con su inconfundible sello. Esta vez, el plan incluyó apelar al formato grindhouse (doble programa), en tandem con su amigo Robert Rodríguez, para recrear y homenajear a esos viejos films de bajo presupuesto de los ‘60 y ’70. Juntos pero no revueltos, la dupla Tarantino-Rodríguez, asumió el riesgo de gestar dos películas con destino de exhibición doble, lo que les significó chocar con los sistemas de distribución y comercialización de las cadenas de cines de varias latitudes del planeta que rechazaron ajustarse al plan retro, que bien disfrutábamos en los cines cuando éramos niños pero que hoy no entra en los parámetros de comercialización y rentabilidad de las empresas distribuidoras. Dos películas al precio de una, no.
Tras el doble ataque ‘Kill Bill Volumen I’ (2003) y ‘Kill Bill Volumen II’ (2004), Tarantino planeó un proyecto de 2 películas violentas, con dosis de vulgaridad y erotismo retro, citas al cine gore, homenaje a películas basura o cine Z, sangre salpicando hasta las butacas, celuloide rayado, y actores estrella conviviendo con viejas glorias y nuevas caras del nuevo mundo Tarantino. De esa idea germinal, salieron Death Proof, que lleva su firma, y Planet Terror, la de Rodríguez; dos películas que no entrarán al lote de las mejores producciones de ambos directores.
Pero a pesar de ello, hay algo significativo para los tiempos que corren: Tarantino en esta obra levanta banderas de reivindicación feminista –tan ausentes en algunos pretenciosos celuloides de único fin comercial–, saludablemente lejos de los lugares comunes. Hay hermosas mujeres, automóviles espectaculares, mucho rock atronador y sangre por doquier. Es cierto, podría ser los ingredientes para una perfecta película machista pero por el contrario nos encontramos con un Tarantino boceteando un feminismo siglo 21, libertario y desinhibido.
Hay en Death Proof dos partes que incluyen los encuentros de chicas que hablan entre ellas con una naturalidad asombrosa de su propia feminidad, de sus relaciones con los hombres. Hablan, se ríen, bromean, fuman, se pelean Y cuando por momentos hay una cierta sensación de inanidad en el relato, de que no pasa nada salvo en los momentos en que aparece Stuntman Mike (Kurt Rusell) –un doble de riesgo que merodea en un auto ‘death proof’, es decir, “a prueba de muerte” –, ya es tarde. La trampa ha sido tendida.
Desde luego, los tiempos van cambiado; y también la historia del lobo feroz y de las niñas que caen en sus fauces. En Death Proof, las niñas siguen siendo inocentes, pero ahora son guerreras. Y el lobo que es terrible, deberá enfrentarse a bravas muñecas entrenadas en gimnasios o luchas laborales en empresas para sobrevivir en un mundo machista. Ahora se sabe, el lobo devorador puede ser también el lobo devorado.

Dividido casi simétricamente, en la segunda parte, ‘Planet Terror’, el film de Robert Rodríguez, pretende ser lo que termina siendo, una honorable versión de un género postmoderno como el de películas de zombis y mutantes que atacan todo a su paso. La divertida ironía demuestra que hay algo bien vivo entre tanto muertos que viven.
Está bien, admitámoslo. Puede que Death Proof sea una película solo para fanáticos irredentos. Quizá esté algo distante del vuelo de Pulp Fiction (1994) o Jackie Brown (1997). Y lo mismo le pase a Rodríguez con su trash movie de zombis locos y desopilantes. Y si es así, qué.
Lejos de los formalismos academicistas y pequeñoburgeses, Death Proof resulta una pieza donde el revival a otras cintas y autores asoma gustoso, como ‘La noche del cazador’/Charles Laughton –película con la que creo secretamente se une–, ‘Convoy’/Sam Peckinpah, o acaso le vibran ecos de Roger Corman y Russ Meyer. Hay una experiencia cinematográfica rebosante: cortes de pelos, granos, saltos y hasta de un ‘fallo’ del color que deviene en explosión technicolor. Nos trae unas canciones setenteras sazonadas con hipnóticas persecuciones y un genial soundtrack de la DJ Jungle Julia. Y las chicas de buen ver están justas, en especial las sabrosas Sydney Tamiia Poitier (que en un homenaje a su padre se acredita sólo como Sydney Poitier) y Vanessa Ferlito en su jugoso papel de alias ‘Butterfly’. Película endiablada, barata, apasionante, excesiva, sensacionalista, pasajera.

Vale el tributo final a lo femenino que suena en los créditos: ‘Chick habit’, de Serge Gainsbourg versionada por April March: http://es.youtube.com/watch?v=uBCkRRE1iJo&feature=related
Imperdible versión de los legendarios Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich sonando con una de sus mejores y más legendarias canciones ‘Hold Tight:
http://es.youtube.com/watch?v=kD02PU28NNw