(Traducción de Aurelio Major. Granta Ediciones. http://www.granta.es/)
31 de diciembre de 1958. París.
Llevar un Diario. Es superficial entender este diario como mero receptor
de pensamientos secretos propios, al igual que un confidente
sordo, mudo y analfabeto. En el diario no sólo me expreso de un
modo más palmario que con cualquier otra persona; me creo a mí
misma.
El diario es un vehículo de mi sentido de identidad. Me representa
a mí con independencia emocional y espiritual. Por lo tanto (ay)
no sólo registra mi vida real, diaria, sino que —en muchos casos—
ofrece una versión distinta.
A menudo se contradice el significado de nuestras acciones hacia
una persona y lo que decimos sentir por esa misma persona en un
diario. Pero eso no implica que lo que hacemos es superficial y sólo
lo confesado es profundo. Las confesiones, es decir, las confesiones
sinceras, por supuesto, pueden ser más superficiales que las acciones.
Pienso ahora en lo que leí sobre mí hoy (cuando fui al Bd. St-G 122
a buscar su correspondencia) en el diario de H: esa valoración cortante,
injusta, dura sobre mí cuya conclusión afirma que en realidad
no le gusto, pero que mi pasión por ella es aceptable y oportuna.
Dios sabe que duele, y me siento indignada y humillada. Casi nunca
sabemos lo que piensa la gente de nosotros (o, más bien, cree que
piensa de nosotros). ... ¿Me siento culpable de haber leído algo que no
estaba destinado a mis ojos? No. Una de las principales funciones
(sociales) de un dietario o diario consiste justamente en la lectura furtiva
de otras personas, la gente (como los padres + los amantes) sobre
la que se ha sido cruelmente honrada sólo en el diario. ¿Leerá H esto
algún día?
...
Diario
Escribir. Es corruptor escribir con intención moralizante, para
enaltecer los criterios morales de la gente.
Nada me impide, salvo la pereza, convertirme en una escritora.
En una buena escritora.
¿Por qué es importante escribir? Sobre todo, por egotismo, supongo.
Porque quiero ser ese personaje, una escritora, y no porque
haya algo que deba decir. Pero ¿por qué no también por eso? Con
un poco de construcción del ego —tal como muestra el fait accompli
de este diario— saldré adelante con la confianza de que yo (yo)
tiene algo que decir, que debe ser dicho.
Mi «yo» es enclenque, precavida, demasiado cuerda. Los buenos
escritores son estruendosamente egotistas, hasta el extremo de la fatuidad.
Los cuerdos, los críticos, los corrigen; pero su cordura es un
parásito de la fatua creatividad del genio.
Llevar un Diario. Es superficial entender este diario como mero receptor
de pensamientos secretos propios, al igual que un confidente
sordo, mudo y analfabeto. En el diario no sólo me expreso de un
modo más palmario que con cualquier otra persona; me creo a mí
misma.
El diario es un vehículo de mi sentido de identidad. Me representa
a mí con independencia emocional y espiritual. Por lo tanto (ay)
no sólo registra mi vida real, diaria, sino que —en muchos casos—
ofrece una versión distinta.
A menudo se contradice el significado de nuestras acciones hacia
una persona y lo que decimos sentir por esa misma persona en un
diario. Pero eso no implica que lo que hacemos es superficial y sólo
lo confesado es profundo. Las confesiones, es decir, las confesiones
sinceras, por supuesto, pueden ser más superficiales que las acciones.
Pienso ahora en lo que leí sobre mí hoy (cuando fui al Bd. St-G 122
a buscar su correspondencia) en el diario de H: esa valoración cortante,
injusta, dura sobre mí cuya conclusión afirma que en realidad
no le gusto, pero que mi pasión por ella es aceptable y oportuna.
Dios sabe que duele, y me siento indignada y humillada. Casi nunca
sabemos lo que piensa la gente de nosotros (o, más bien, cree que
piensa de nosotros). ... ¿Me siento culpable de haber leído algo que no
estaba destinado a mis ojos? No. Una de las principales funciones
(sociales) de un dietario o diario consiste justamente en la lectura furtiva
de otras personas, la gente (como los padres + los amantes) sobre
la que se ha sido cruelmente honrada sólo en el diario. ¿Leerá H esto
algún día?
...
Diario
Escribir. Es corruptor escribir con intención moralizante, para
enaltecer los criterios morales de la gente.
Nada me impide, salvo la pereza, convertirme en una escritora.
En una buena escritora.
¿Por qué es importante escribir? Sobre todo, por egotismo, supongo.
Porque quiero ser ese personaje, una escritora, y no porque
haya algo que deba decir. Pero ¿por qué no también por eso? Con
un poco de construcción del ego —tal como muestra el fait accompli
de este diario— saldré adelante con la confianza de que yo (yo)
tiene algo que decir, que debe ser dicho.
Mi «yo» es enclenque, precavida, demasiado cuerda. Los buenos
escritores son estruendosamente egotistas, hasta el extremo de la fatuidad.
Los cuerdos, los críticos, los corrigen; pero su cordura es un
parásito de la fatua creatividad del genio.
28 feb.
Escuché anoche a Simone de Beauvoir disertar sobre la posibilidad
de la novela en la Sorbona (con [el periodista Irv] Jaffe). Tensa, de
cabello negro, es esbelta y muy guapa para sus años, pero su voz es
desagradable: algo en el timbre alto + la nerviosa rapidez con la que
habla. En la tarde leí Reflejos de un ojo dorado de Carson McCullers.
Pulida, en verdad sucinta y «escrita», pero la apatía, la catatonia,
la empatía con los animales no me motivan. ... (¡En una novela,
se entiende!)
27 de julio de 1964
Arte = un modo de ponerse en contacto con la propia locura.
La urgencia de librarme de él, una vez que ha sido llamado a comparecer.
Un manuscrito pasado en limpio, en cuanto está terminado,
empieza a apestar. Es un cadáver —hay que darle sepultura— embalsamado,
ya impreso. Salgo a toda prisa a poner en el correo el manuscrito
en cuanto está listo, aunque sean las 4 a.m.
El mayor crimen: juzgar.
La mayor carencia: falta de entusiasmo.
[En un trozo suelto de papel, hacia 1964]
Estaré bien a las 7:00 de esta mañana.
...
M [ildred Jacobsen, la madre de Susan] no respondía cuando yo
era una niña. El peor castigo; y la mayor frustración. Siempre estaba
«ausente»; incluso cuando no estaba enfadada. (La bebida un síntoma
de ello.) Pero yo seguía intentándolo.
Ahora, lo mismo ocurre con I. Incluso es más angustioso porque
durante cuatro años sí respondía. Así que sé que puede hacerlo.
...
Mis faltas:
—censurar a otros por mis propios vicios*
—convertir mis amistades en aventuras
—pedir que el amor incluya (y excluya) todo
*pero esto es quizá más frenético y evidente —alcanza un clímax,
cuando lo que llevo dentro se está deteriorando, cediendo, desplomándose—
como: mi indignación contra la delicadeza física de Susan
[Taube] y de Eva [Kollisch]
NB: mi ostentoso apetito —verdadera necesidad— de comer platos
exóticos y «asquerosos» = la necesidad de exponer mi rechazo a la delicadeza.
Una afirmación contraria.
17 de nov. de 1964
Cuando detecté envidia, me abstuve de criticar; no sea que mis motivaciones
fueran impuras, y mi juicio poco menos que imparcial. Fui
benevolente. Era maliciosa sólo sobre los desconocidos, la gente que
me era indiferente.
Parece noble.
Pero, por lo tanto, rescaté a mis «superiores», a aquellos que admiraba,
de mi desagrado; de mi agresión. La crítica quedaba reservada
sólo para los que estuvieran por «debajo» de mí, a quienes no
respetaba... empleé mi poder crítico para confirmar el statu quo.
...
todas las capitales son ciudades más parecidas entre sí que al resto
de las ciudades de su propio país (la gente en NY es más como en
París que como en St. Paul)
...
Cal [Robert Lowell]: en el frenesí, una máquina que opera a cinco
veces su ritmo habitual, sin operario: sudoroso, [improperio], desembuchando
palabras, inclinándose hacia delante + hacia atrás
Cuando detecté envidia, me abstuve de criticar; no sea que mis motivaciones
fueran impuras, y mi juicio poco menos que imparcial. Fui
benevolente. Era maliciosa sólo sobre los desconocidos, la gente que
me era indiferente.
Parece noble.
Pero, por lo tanto, rescaté a mis «superiores», a aquellos que admiraba,
de mi desagrado; de mi agresión. La crítica quedaba reservada
sólo para los que estuvieran por «debajo» de mí, a quienes no
respetaba... empleé mi poder crítico para confirmar el statu quo.
...
todas las capitales son ciudades más parecidas entre sí que al resto
de las ciudades de su propio país (la gente en NY es más como en
París que como en St. Paul)
...
Cal [Robert Lowell]: en el frenesí, una máquina que opera a cinco
veces su ritmo habitual, sin operario: sudoroso, [improperio], desembuchando
palabras, inclinándose hacia delante + hacia atrás
[Sin fecha, hacia 1964]
El éxtasis intelectual al que he tenido acceso desde la primera infancia.
Pero el éxtasis es el éxtasis.
El «deseo» intelectual es como el deseo sexual.
...
6.085 ejemplares se han vendido de Contra la interpretación
1.915 ejemplares quedan de la primera edición
...
[George] Balanchine, el último genio de la modernidad.
26/3/65
la pintura reciente (Pop, Op); fría; la menor textura posible; colores
ligeros
precisa de un marco, porque los colores no pueden flotar en el espacio
...
el sentir (la sensación) de una pintura u objeto de Jasper Johns podría
ser como la de las Supremes
========
El arte Pop es arte Beatle
========
Otro texto clave: La deshumanización del arte de Ortega
Cada época tiene un grupo de edad representativo —el nuestro es
la juventud—, el espíritu de la época es estar en la onda, ser deshumanizado,
juguetón, sensación, apolítico
========
Jasper Johns: Duchamp pintado por Monet
la pintura reciente (Pop, Op); fría; la menor textura posible; colores
ligeros
precisa de un marco, porque los colores no pueden flotar en el espacio
...
el sentir (la sensación) de una pintura u objeto de Jasper Johns podría
ser como la de las Supremes
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El arte Pop es arte Beatle
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Otro texto clave: La deshumanización del arte de Ortega
Cada época tiene un grupo de edad representativo —el nuestro es
la juventud—, el espíritu de la época es estar en la onda, ser deshumanizado,
juguetón, sensación, apolítico
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Jasper Johns: Duchamp pintado por Monet
Fotografía: Sontag en el simposio sobre sexualidad en 1962 en el Mills Hotel, ya desaparecido, en Bleecker Street (s/d del autor)